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Capturando la belleza

  • styledbydaniela
  • 27 sept 2015
  • 3 Min. de lectura

Visitaba el jardín de la mansión de mi jefe cada mañana, se había vuelto algo rutinario para mí gracias a un par de ojos verdes que me engancharon a este lugar. Los miembros del servicio y la familia eran los únicos que tenían permitido el acceso ya que allí se encontraba un sin fin de plantas exóticas cada una más costosa que la otra. Sin embargo gracias a mis trabajos de ilustración, para Conde Nast , dueño de la casa , podía visitarlo sin problema.

Ella y yo no éramos nada, era la hija de mi jefe para mi desgracia pero yo la observaba y ella pretendía que yo no lo hacía. Su gracia no tenía punto de comparación, su belleza exótica se explicaba por su tez blanca y pelo rojizo que caía sin mayor esfuerzo sobre sus hombros cubiertos siempre por los trajes más finos.

Ignoraba el mundo exterior como si estuviera sumida en sus pensamientos , ignoraba mis dibujos de ella dejados al azar por el jardín intencionalmente para que los encontrara, mostraba desagrado cuando otras personas se le acercaban demasiado por no mencionar su reacción cuando alguien le hablaba, simplemente le iba mejor sola.

Cuando salía al jardín caminaba siempre por el mismo sendero a veces murmurando en voz baja, lo que le dio pie a las malas lenguas de la casa para hablar sobre su condición mental , pero incluso detrás de esos aires de grandeza se asomaba cierta vulnerabilidad que me mantenía enganchado. Sus padres rara vez se encontraban en casa por lo que la soledad la abrumaba hasta el punto que se perdía a si misma entre pasillos interminables. Éramos solo ella y yo y mis innumerables retratos que aún no eran de su interés.

Una mañana un sonido dulce y nuevo para mis oídos me atrajo al jardín, las carcajadas de aquella mujer que venía velando durante más de un año me hacían la invitación a unirme a ella y a su nuevo acompañante.

De entrada vi a un animal majestuoso, digno de su belleza frente a ella, el rostro de la mujer ya no estaba endurecido y ahora solo inspiraba tranquilidad porque finalmente había encontrado alguien con quien compartir. Ella lo miraba como si los dos tuvieran el mayor secreto del mundo y pasaba sus manos una y otra vez por su plumaje de pavo real.Ese dia la retrate más veces de lo normal , no quería que se escapara ni por un momento la mirada que llevaba en su cara.

Supe que el animal había llegado por su cuenta pero después de ese día ella no era la misma, se encontraba anonadada por su belleza y colores. Imagine que se veía reflejada en él, en su excentricidad y status, en su independencia e imponencia, se merecían mutuamente.

Pero como todo lo bueno en su vida duro poco, porque dos días después el animal no volvió a pavonearse por los jardines. Temí por ella, ya que era su única compañía, sin embargo se le veía mejor que nunca. Desconcertado y dejándome llevar por la curiosidad me atreví a acercarme a ella , un poco más de lo que siempre lo había hecho , suficiente como para sentir en mis dedos las plumas del pavo que ahora conformaban su nuevo vestido.

Bibliografia:

Crow minds. (s.f.). Obtenido de http://crowminds.blogspot.com.co/2014/05/los-dioses-de-vogue-en-la-historia-de.html

Dreher, A. M. (2008). Proud a a Peacock.

Hill, D. D. (s.f.). As Seen in vogue.

 
 
 

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Bogotá , Colombia 

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